Valor y Flujo de Caja.
Desde hace tiempo, finales de los años 80’, los métodos de valoración dinámicos, basados en la capacidad que tienen los activos para generar flujos de caja suelen tener más aceptación que los métodos estáticos, basados en el valor intrínseco de dichos activos. Así, un activo vale más por lo que es capaz de generar, que por lo que es en sí mismo, por lo que se pone el acento en la liquidez, “The Cash is the King”.
Frente al volátil y manipulable beneficio contable de una compañía, se prefiere el flujo de caja –cash-flow- financiero, como una variable mucho más sólida.
Este cash-flow es menos manipulable y ofrece menos interpretaciones a la vez que recoge el efecto para el accionista de las diferentes políticas de inversión y de financiación, incluyendo el activo circulante. Sin duda el cash-flow financiero ofrece el resultado de las operaciones.
Lo que inicialmente solo era una práctica de los financieros, se acabó extendiendo al mundo empresarial sin excepción, de tal forma que las políticas de inversión y de financiación, se determinan en las empresas en función del efecto que tengan en sus cash-flows.
La fórmula para determinar el Flujo de Caja libre o “Free Cash Flow” es:
+ Ventas |
- Coste de las Ventas |
= Beneficio Bruto |
– Otros Costes |
– Amortización operativa |
+ Otros Ingresos |
= Beneficio Antes de Impuestos |
- Impuestos |
= Beneficio Después de Impuestos |
+ Amortización Operativa |
= Flujo De Caja Bruto |
- Variación del Fondo de Maniobra |
- Inversión en Activo Fijo |
= Flujo de Caja libre |
El Flujo de Caja Libre o “Free Cash Flow” es el dinero anual disponible de una compañía para remunerar a sus proveedores de capital, es decir para pagar sus recursos ajenos – capital e intereses- y a sus accionistas –dividendos-.
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